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Colores y naturaleza en las manos de Marcos Sánchez

Marcos Sánchez es un artista plástico cordobés. Sus obras se van impregnando de sus vivencias y actualmente tienen mucho de la naturaleza que lo rodea. Su nombre artístico es «Siete Colores» y sus pinturas se despliegan en diversos formatos, desde murales hasta cuadros diminutos. Quien disfrute de su obra alguna vez, podrá fácilmente reconocerla y descubrirla en distintos lugares de Córdoba. Ðesde una garita de colectivo, o en las paredes de una oficina, entre las plantas en la entrada de una casa y en diversas materialidades, las obras de Siete Colores tienen gran vuelo y recorrido.

Actualmente Marcos Sánchez lleva adelante también un espacio de arte llamado Cubo Azul que se encuentra en Victor Agras 14, Villa los Altos, Río Ceballos, Córdoba. Exposiciones y música le dan vida a este lugar.

¿Recordás el momento en el que decidiste ser artista?

No recuerdo exactamente cuando lo decidí pero recuerdo cuando mi abuela, la mamá de mi mamá, me mostró unos dibujos que ella hacía cuando era joven. Me acuerdo que los sacaba de una cajita dentro del armario como un tesoro. Yo flasheaba con esos dibujos, con ese talento que tenía que se interrumpió porque fue mamá y ama de casa. Con el tiempo y la distancia siento que había ahí una profundidad, que algo de eso me marcó.

En tu camino artístico explorás distintas materialidades, desde el hierro hasta los libros-objeto, desde las pinturas en miniatura hasta los grandes murales. ¿Hay algún formato que te represente mas?

Yo disfruto mucho pasar cualquier idea en cualquier material. Creo que la pintura es el lugar en el que me siento mas cómodo, la relación con el pincel, la tela, el silencio, crear una imagen que hasta ese momento no existe o no había existido, eso me genera mucha satisfacción.

Tu obra fue mutando, sentís que la transformación de tu obra tiene que ver con los espacios que habitás?

La obra fue naturalmente cambiando, las temáticas también. Cuando vivía en San Francisco, en los años ’90, seguramente la política, el contexto, determinaron mis intereses. Viví 24 años en San Francisco. Después al venirme a vivir a las sierras descubrí otro universo, la naturaleza me atravesó medularmente, por completo, me regaló cantidad de otras imágenes e ideas. Por ahí pienso que si viviera en otro lado pintaría otras cosas, el territorio es mi punto de partida.

¿Es posible vivir del arte?

Creo que me resulta imposible no vivir desde el arte, no sabría como se hace. Aprendí a desprenderme de la obra, encontrar un sistema para ponerle el precio, aprovechar las redes sociales para mostrar y vender mi trabajo, creo que fueron las cosas que fui aprendiendo en el tiempo.

¿Pasaste por alguna institución formativa en tu camino de artista?

En mi camino de artista me recibí de maestro de artes visuales en la Escuela de Bellas Artes en San Francisco. También estudié algo de cine en la UNC. Pero creo que viajando, conociendo otros lugares con su arte y su cultura, aprendí mucho. Visitando museos o galerías, por ejemplo, recuerdo haber visto el amarillo de Van Gogh como ningún otro amarillo, comprender otras dimensiones de los colores. O con Picasso lo ilimitado que es la curiosidad humana, esas cosas por ahí se aprenden moviéndose y encontrándose con las obras en vivo, con sus actores.

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